viernes, 30 de septiembre de 2011

Pensar para vivir

Hoy día el mundo es un lugar sano y acogedor, que apenas se opone al gobierno del hombre. En los países avanzados las catástrofes tienen mucha repercusión mediática, pero ni una parte de la capacidad de destrucción que antaño.

En este mundo tan amistoso, el hombre se ha permitido una etapa de relajación, en la cual se hace avanzar la tecnología hacia el bienestar, en vez de hacia la necesidad.

En la cual se subordina la ciencia al placer.

Sin embargo, el universo no descansa, no se relaja. El universo mantiene su espada de Damocles apuntada hacia nosotros, y amenaza con destruirnos. Es el enemigo más peligroso, y por su descomunal tamaño hemos decidido no hacer nada al respecto. No somos conscientes del peligro, cuando éste ya no es inmediato. Creemos que, si no ha tenido interés en destruirnos aun, no tiene razón para hacerlo ahora.

El universo, sin embargo, no sabe de nuestra existencia (ni le importa). Estamos encajados en sus engranajes, y si no hacemos algo nos acabará aplastando. Es simple probabilidad, en su tiempo infinito, tarde o temprano caeremos, desapareceremos. Un meteorito, una tormenta solar, la inversión de los polos... Por no hablar de todas las maneras que tenemos nosotros mismos de autodestruirnos. Hay tantas maneras, que la probabilidad aumenta y se multiplica.

Bien, mi sueño está ahí. Yo lucho por un mundo donde la razón vuelva a ser tratada con el respeto que merece, como la herramienta que nos permita sobrevivir. Un mundo donde todos trabajemos juntos por este gran objetivo, donde cada uno estudie y aprenda acerca de aquello para lo cual esté más preparado. Donde cada uno tenga su lugar, y su responsabilidad hacia los demás.

Un lugar donde todos seamos científicos y filósofos, y donde podamos asegurarnos un porvenir como especie.

Después, si hay tiempo, ya diseñaremos pantallas planas y reproductores de música. Ahora debemos trabajar por nuestro futuro.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado el tema a tratar y creo que tienes razón al decir que se le da prioridad a cosas que quizá no sean tan necesarias en el tiempo inmediato, sin embargo, no creo que esté mal tampoco mejorar la calidad de lo ya existente, como las pantallas planas o los reproductores de música, aunque estos sean poco relevantes a primera instancia; para poder trabajar bien hace falta tener buenos materiales.No me parece correcto centrarse simplemente en lo meramente racional porque así se limita la capacidad de creación y sin esta capacidad de creación, de inovación, limitariamos nuestras probabilidades de enfrentarnos a todos aquellos problemas que, como muy bien dices, están ahí y que aunque aún no nos caigan encima no signifca que no lo vayan hacer en cualquier momento(personalmente, me parece que llevas un poco al extremo la dramatización de este punto).

    Es cierto que parece que todo está patas arriba y que bien podríamos ser un poco más racionales, pero la meta final es la supervivencia y para eso tenemos que ser capaces de hacer uso de todas nuestras armas.

    Aquí llega uno de los grandes problemas.

    No utilizamos todas las armas a nuestra disposición. La capacidad de inovación y de desarrollo del ser humano, tan solo es la punta del iceberg, en mi opinión, del verdadero potencial que podríamos tener.

    Quizá el problema no sea la falta de trabajo, si no la falta de trabajo colectivo, de la puesta en común de las capacidades conjuntas,y con esto no estoy apoyando de ninguna manera el comunismo. Recordemos el trabajo de los médicos; no trabajan sólos y de esa manera consiguen salvar miles de vidas. Fijémonos en el equipo de bomberos, el de policía, o cualquier otra asociación de personas que aunque tengan distintas capacidades, juntas logran grandes resultados.

    A mí me gusta comparar la sociedad con el cuerpo del ser humano o cualquier otro ser que sea medianamente complejo. Primero las células(esos seríamos nosotros), después los tejidos,los órganos, los aparatos... Aún así esto no es suficiente para que un organismo funcione bien. No basta con que haya un nivel de organización medianamente competente, también hace falta que todos puedan trabajar cubriendo unos las deficiencias de los otros.
    Es esto en lo que fallamos realmente. Yo sé por experiencia personal que hay quienes te ayudan a levantarte cuando te caes, pero también los hay que te pisan y te golpean mientras aún estás en el suelo y hasta que esta conducta no acabe, hasta que no deje de ser el hombre un lobo para el hombre(como dijo Hobbes, y Plauto antes que él)seguiremos estando en peligro, porque en primera instancia el enemigo no está ahí fuera, está aquí mismo. A continuación el link a una página que he encontrado recientemente y me ha gustado.

    http://argijokin.blogcindario.com/2005/07/00365-homo-homini-lupus-el-hombre-es-un-lobo-para-el-hombre.html

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  2. En efecto, el panorama está como está. Cuando hablo de ser racional me refiero a muchos aspecto, y precisamente el trabajo en equipo es una de las cosas que más nos falla.

    Deberíamos mejorar lo ya existente, y aplicar la tecnología que tenemos al bienestar general y al recreo. El problema principal que le veo es que, con esto del capitalismo, cuando una gran compañía crea un concepto nuevo se dedica a protegerlo y a explotarlo, sin ponerlo en común. Si alguien diseñase una pantalla extra plana para los transbordadores espaciales, y otro la utilizase para un reproductor de música, me parecería genial. Pero ahora mismo la diseñamos para el reproductor, y le cobramos al que la quiere aplicar a la investigación o al desarrollo.

    En general, lo que necesitamos es un cambio de actitud. Yo me conformo con que la gente se de cuenta, que el hombre tiene que seguir esforzándose y trabajando duro. Con pequeñas acciones, entre todos, podríamos mejorar mucho la situación.

    Y sobre lo de que soy muy dramático, lamentablemente creo que soy bastante realista. No es que mañana vaya a caernos un meteorito. Pero cada vez estamos desarrollando tecnologías más peligrosas, dependiendo más de ellas, y abandonando las que podrían salvarnos en una verdadera crisis (el programa de transbordadores de la NASA, por ejemplo). De aquí a 50 o 100 años, es más probable de lo que me gustaría que causemos una pequeña catástrofe, más que suficiente para hacernos daño de verdad.

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