sábado, 28 de abril de 2012

Agregados

Los primeros organismos unicelulares, en un intento de mejorar, se agregaron, se fusionaron en organismos pluricelulares. No tendrían utilidad nuestras neuronas, si no fuese por su trabajo en común, por su colaboración. Muchas de nuestras células, sencillamente, no existirían como tales sin  el entorno del cuerpo: dependen de su comunidad.

Tiene sentido pensar que, cuando las amenazas a las que un organismo se enfrenta son mayores que él, colabore con otros para mejorar, para superarlas.

La cuestión, en mi opinión, es simple: ¿Esta sociedad moderna, nos anima a colaborar o a competir? El capitalismo busca el bien individual, la democracia dicta que la piel tenga tanta importancia como el cerebro. Competimos, y nos parece lo natural.

Pero, ahí fuera, todo en el universo nos puede matar. Hemos doblegado este mundo, pero a la vez hemos descubierto nuevas formas de ser destruidos, e incluso las hemos creado. Y parece que, sin una amenaza directa, se nos olvida que seguimos en la lucha por la supervivencia. Y la cuestión, en mi opinión, es simple: ¿Esta sociedad moderna, nos anima a colaborar o a competir? ¿Nos anima a sobrevivir (vivir), o a vivir "mejor" (por encima de los demás)? ¿Nos ayuda a organizarnos, a luchar como un solo organismo, con objetivos comunes para todas sus partes, o a luchar entre nosotros, como enemigos mutuos?

Luchando entre nosotros se nos olvida, siempre en mi opinión, que los grandes "enemigos" (no por voluntad, sino porque sus dimensiones los convierten en amenazas naturales) están ahí fuera. Y empiezo a dudar de si llegaremos a conocerlos, o destruiremos el mundo nosotros mismos antes de enfrentarnos a ellos.

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