viernes, 21 de octubre de 2011

Verdad

Me resulta fascinante el punto al que hemos llegado últimamente. Parece que se está poniendo de moda, cada vez más, el "tal vez tengamos todos razón, en cierta medida". Me parece increíble poder decir que personas que dicen cosas contrarias, no deberían discutir porque "todos tenemos razón". Es realmente curioso.

Hay mil definiciones de verdad. En general, yo suelo definir como verdadero "aquellos que es conforme a la realidad". Si yo digo que llueve, y realmente llueve, entonces es verdad. La pregunta ahora es: ¿cuántas realidades hay?

Bien, hay una sola realidad. Es cierto que cada uno podemos ver nuestro propio reflejo de la realidad, pero si podemos predecir lo que pasará (ciencia), es porque son todos reflejos provenientes de la misma realidad. Y por tanto, hay una sola verdad.

No se me confunda, una sola verdad es una sola idea, pero puede tener asociadas múltiples formas de expresarla. Y aquí viene el problema, creo yo.

Si yo digo "Hoy llueve", y tú dices "Hoy llueve", estamos diciendo las mismas palabras. Pero si tú vives en Canadá y yo en España, puede ser que tus palabras expresen una verdad y las mías una mentira. Y puede ser que yo diga "Llueve", tú digas "No llueve", y los dos tengamos razón. Aparentemente contradictorio, pero cierto en ambos casos. Así que quizás, si yo digo "Fascismo" y tú dices "República", los dos tengamos razón.

Pues no.

El idioma que manejamos resume una realidad compleja. Y resume mucho. Porque "Hoy llueve" implica que llueve aquí, ahora, considerando lluvia a partir de un cierto número de gotas... Así que "Llueve" y "No llueve" no son necesariamente contradictorios. Si uno significa "Hoy llueve en Pamplona" y otro "Hoy no llueve en París", son dos ideas independientes, que se refieren a dos fragmentos igualmente independientes de la realidad.

Así que, en resumen, pido respeto por las ideas. Lo siento mucho, pero dos ideas contradictorias no pueden ser verdad a la vez. Otra cosa es que debamos ser, o bien más precisos en el lenguaje, o bien más estrictos a la hora de decidir qué es o no contradictorio. Pero hay verdades y hay mentiras. Y por muy bonita que sea la democracia, el hecho de votar las frases no cambiará el hecho de que, si yo digo "A", tú "no A y además B", y el otro "ni A ni B, sino que C", probablemente, solo uno tenga razón.

O ninguno.

lunes, 10 de octubre de 2011

Metáfora del Laberinto

Hace tiempo que visioné por tercera o cuarta vez Harry Potter y el Cáliz de Fuego. En cierta escena, me fijé en una frase que me llamó bastante la atención. Puede sonar a nimiedad, pero a mí me la llamó. Dice así: "En el laberinto, no hallaréis ni dragones ni criaturas abisales. Aún así, os enfrentaréis a algo más desafiante. Las personas cambian en el laberinto. (...) Estad atentos, pues os podríais perder en él."

El asunto es que me llamó la atención cuando me puse a cavilar sobre la frase. Llegué a la conclusión de que el laberinto, es, a mi parecer, una métafora perfecta de la vida. En la vida, a lo que nos enfrentaremos -si es que ya no lo hemos hecho-, y a lo que "deberíamos" tener más miedo es a los cambios de las personas. Eso sí que pasa, por desgracia. Las personas cambian, al igual que la vida. Y no, no estoy en contra de los cambios. El problema viene cuando se cambia a peor.

Y, es cierto también eso de que nos podríamos perder, por lo que hay que estar atentos. Aunque la vida nos despiste, que es natural, debemos ser cautos en cuanto a lo que pueda pasar. No hay por qué desconfiar, sólo andar con cuidado, para que no nos hagan daño.

Por tanto, recapitulando, la frase mencionada inicialmente, si la "versionamos", nos quedaría así: "En la vida, hallaréis cosas que os asusten. Aún así, os enfrentaréis a algo más desafiante. Las personas cambian en la vida. (...) Estad atentos, pues os podríais perder en ella."

En suma, que debemos estar prevenidos para lo que venga. No podemos conocer el futuro, pero es parte de nosotros mismos. Así que más vale “preventar que lamenir”. Pero no por ello deberíamos tener miedo.

Responsabilidad genética

Hoy en día estamos obsesionados con que toda la gente sea igual. Todos debemos tener los mismos derechos, las mismas oportunidades. Todos creemos que nuestras ideas son las correctas, y todos debemos tener la posibilidad de educar a un hijo con esas ideas.

Hasta aquí puedo entenderlo (aunque no lo comparta).

Sin embargo, seguimos considerando a nuestros descendientes como un trozo de carne y huesos. ¿Que no es cierto? En ese caso que alguien me explique porqué tenemos esa obsesión porque nuestros hijos lleven "nuestra misma sangre", porque sean nuestros descendientes genéticos. Con las ideas y la educación lo puedo comprender, pero, ¿acaso creemos que nuestros genes son los mejores?

Conozco poca gente que se sienta extremadamente orgullosa de su genética. A día de hoy, la mayoría tenemos casos de enfermedades hereditarias en la familia, somos portadores de propensión a x, y necesitamos de la medicina para sobrevivir. Es ridículo que nos empeñemos en propagar esta maldición genética.

En mi humilde opinión, y a la vista de la superpoblación que asola al mundo y de la patente incapacidad del hombre "civilizado" para gestionar sus recursos, éste es el momento. El momento de que seamos conscientes de nuestra responsabilidad genética, de que los genes que decidamos dar en herencia a nuestros hijos marcarán a millones de personas en el futuro.

No pido que la gente deje de tener hijos. Pido que, aquellos como yo conscientes de nuestras taras, dejemos de tener descendientes biológicos, y que aquellos conscientes de su fortuna genética, los tengan (incluso a través de la donación, que hoy no supone ninguna dificultad técnica).

Existen en el mundo suficientes niños sufriendo la pobreza y la orfandad, y ellos sí que merecen la posibilidad de recibir una educación decente, como para que les neguemos su oportunidad por un miserable capricho.

sábado, 8 de octubre de 2011

El viaje más largo de todos.

EL VIAJE MÁS LARGO DE TODOS

Siempre fui muy inquieta
y tuve deseo de aprender,
así me lancé al peligro
sin siquiera comprender.

Comencé mi aventura
mas no la terminé
y en el trayecto de vuelta
supe que nunca lo iba a hacer.

No hay piratas ni bandidos
ni hay barcos ni hay mar.
No hay príncipes o princesas
ni dragones que derrotar.

Sin embargo en mi travesía
no tardé en averiguar
que el viaje más largo de todos
es el de vivir y aprender a amar.

Es un viaje que comienza,
pero no debe terminar.
Quizá tú no lo termines,
pero otro por tí lo hará.

Así me di cuenta cuando lo conocí
que yo solo tomé el testigo
como otros lo hicieron antes de mí.

Quizá no sea el mismo camino,
ni pares a descansar en el mismo lugar,
pero el viaje siempre será el mismo.
Un viaje que parece nunca hallar el final.