domingo, 19 de agosto de 2012

El idioma te domina

La gente se obsesiona a menudo con los mensajes subliminales. El poder de un fotograma en una película para controlar tu forma de pensar, o de un mensaje invertido en una canción para llevarte a actuar de una manera determinada.

Pensad un segundo: ¿No hay algo más simple, con más carga cultural, que utilizáis a diario durante horas, que supone directamente la base de vuestro pensamiento y vuestra única vía de comunicación con el mundo? Desde luego: el idioma.

La hipótesis de Sapir–Whorf establece la relación directa entre la manera que tiene el cerebro de "pensar" el mundo y la estructura del lenguaje que la persona utiliza. Aunque en algunas de sus formas ha sido desechada como irreal en experimentos donde se comparan lenguajes con léxicos diferentes (en algunos lenguajes la gente no dispone de palabras separadas para amarillo y naranja, por ejemplo, pero eso no les dificulta el distinguir los colores - aunque sí pude influir en el recordarlos), existen pocos lenguajes lo suficientemente diferentes como para comprobarla totalmente.

En concreto, la estructura clásica de los lenguajes (sustantivos que se cruzan con verbos, complementados con adjetivos y adverbios) es prácticamente universal entre los idiomas naturales conocidos.

Hace ya algún tiempo que, sin embargo, empezó a pulular un lenguaje llamado lojban (así como su antecesor, loglan) que buscaban alterar la estructura clásica del idioma e intentar observar los efectos de una arquitectura distinta. Lamentablemente, no existen suficientes hablantes (básicamente pocos en general, de nativos ni hablemos) como para poder comprobar nada.

Aún así, os animo a investigar y aprender sobre este lenguaje. Yo llevo apenas un par de días y me fascina sus posibilidades, así como la cantidad de frases intraducibles que genera.

co'o rodo

sábado, 18 de agosto de 2012

Las dos caras de la misma moneda. La mente humana.

En anteriores publicaciones he intentado ser racional al exponer mis opiniones acerca de algunos temas, sin embargo, en esta ocasión eso no me preocupa. ¿Por qué este cambio? Porque el tema así lo exige. ¿Se puede hablar de poesía, literatura, cine, etc..., sin ser subjetivo? Si es posible yo no sé cómo.

Está el "buen arte" y el "mal arte"...Eso dicen, al menos. A mí esa manera de clasificar no me gusta, independientemente de que el pintor, el poeta, el escritor, el director de cine o teatro, el guionista y demás profesionales asociados a la creación de maravillas nuevas hayan sido reconocidos por su talento, por su "no talento" o no hayan sido reconocidos en absoluto. Puede que su técnica a la hora de realizar su trabajo sea más depurada que otras, sin embargo si no me transmite nada aquello que haya creado... Podré admirar de manera racional a Picasso por haberse atrevido a hacer algo nuevo, o valorar la explosión de colores del PopArt, reconocer el esfuerzo que conllevó construir un edificio del estilo que sea...Lo podré valorar porque supone un avance, una creación, una maravilla nueva, pero eso será independientemente de sí me parece "bonito" o "feo".

He empleado como ejemplos la pintura y la arquitectura, pero también se puede emplear para música, teatro, cine, danza...para tantas disciplinas como la imaginación sea capaz de idear.

Por otra parte está aquello que nos emociona, una canción, una obra de teatro, una película, un cuadro, una danza... Cosas que aunque su desarrollo técnico deje qué desear nos hace sentirnos en una nube. El dibujo de un niño, garabatos desde un punto de vista lógico, pero que intenta representar a su papá, su mamá, su perrito, su hermanita o cualquier otra cosa que quiera y al menos yo, cuando veo eso, aunque no pueda comparararse su técnica con la de Van Gogh, me parece la creación más bonita del mundo. ¿Qué tanto de valoración técnica y de sentimiento hay en una crítica para decir si algo es bueno o malo? Se puede decir que está bien hecho, por ejemplo en una obra de teatro, porque los actores son estupendos y la han representado tal y como el guión indicaba...Pero, ¿y si te parece un bodrio intragable? En ese caso la culpa es de quien lo escribió. ¿Y si se tratara de Hamlet? ¿Cómo se valora eso de manera objetiva? ¿En relación al argumento? ¿A cómo se desarrolla la trama independientemente de lo que se trate? ¿Todo a la vez? Son tales los factores a tener en cuenta que me parece imposible emitir un juicio imparcial. Creo que el lastre y el impulso del ser humano reside precisamente en la subjetividad.

Tal vez con un ejemplo más material se entienda mejor. Como se dice, el caviar es un manjar, ¿verdad? Bien, si es así tengo el paladar atrofiado, porque no me gusta nada; me da igual qué valor nutricional tiene. Si me dan a elegir prefiero una ensalada. De seguro que hay alguien por algún lado del universo que considera los palitos de pescado empanados acompañados de natillas de vainilla una exquisitez para el paladar...No es mi caso.
Es entonces cuando se habla de paladar fino o no, que viene siendo lo mismo que decir que se tiene buen o mal gusto. ¿Cómo se decide que una comida es buena? ¿Por el sabor?¿ Por el valor nutricional? Pero, ¿ y si es sanísima pero sabe a rayos? ¿En ese caso para que sea bueno tiene que cumplir con unos valores nutricionales que lo hagan destacar además de buen sabor? En ese caso si el sabor no me gusta, ¿la comida es mala? Esto se parece un poco a lo del huevo y la gallina.

Pongámonos con la ropa. Imaginemos un mundo donde vestir de payaso sea lo que está bien visto, y que como vayas con un par de vaqueros y una camiseta eres el bicho raro...No creo que sea muy complicado de imaginar.
Seguro que si ves a alguien vestido de payaso por la calle te le quedas mirando porque es "raro". A mí me llamaría la atención; no es algo que vea todos los días.
Es completamente natural, el ser humano es curioso. Aquello que le es extraño atrae su atención.

Todo se reduce a que es lo que la mayoría manda, o a lo que dice alguien que controla a la mayoría...A efectos prácticos es casi lo mismo.

¿Y la capacidad de innovar? La mente humana está dotada de imaginación e ingenio, que para mí son las dos caras de la misma moneda. La primera genera la idea y el segundo facilita su puesta en marcha, pero nuestra propia naturaleza gregaria nos limita aun siendo también la clave para impulsarnos. La capacidad creativa está fracturada.

En lo que se conoce como arte (música, danza, pintura, escultura, teatro, cine, etc) quizá no parezca un gran problema pero hay otra cosa en la que sí se nota el efecto de estos comportamientos, la ciencia.

Bien, seguramente estaréis pensando: "¿No decías que el arte es subjetivo? Ahora vas y dices que lo más objetivo también es un arte..."Sí...Ahí parece haber una pequeña contradicción, ¿verdad? Bueno, quizá no sea tan extraño...¿La mente humana no está dotada de ingenio? La ciencia es la parte ingeniosa, en mi opinión, por supuesto.

Por lo tanto el verdadero arte es la propia mente humana. La imaginación genera la idea, que se puede expresar en la palabra escrita, un dibujo, una danza, una canción. Se encarga de la mitad del trabajo. Después queda la otra mitad. El ingenio, que permite que sea expresado, propiamente dicho. Una metáfora que considero adecuada para esto es la construcción de una casa. El arquitecto prepara los planos y después se construye. Y tanto como en el proceso de hacer los planos como el de construcción del edificio han intervenido varios factores. Todo trabajando junto.

Quizá no ha quedado claro lo que quiero decir, así que trataré de resumirlo y esclarecerlo lo mejor posible.

Hay personas que posiblemente sólo quieren exponer su opinión, ser escuchados y si la mayoría coincide, tanto mejor. Hay otras personas que lo más probable es que quieran imponer la suya.
En mi opinión ocurre más lo segundo, aunque no sé si es por unos pocos con poder o por la mayoría directamente. Esto evita que se pueda usar todo el potencial que dispone el ser humano, ya sea para la ciencia o para cualquier otra forma de arte.

Hay muchas cosas que soy consciente que han quedado colgando, pero si eso, para otra entrada :P

Gracias por leer.




sábado, 28 de abril de 2012

Agregados

Los primeros organismos unicelulares, en un intento de mejorar, se agregaron, se fusionaron en organismos pluricelulares. No tendrían utilidad nuestras neuronas, si no fuese por su trabajo en común, por su colaboración. Muchas de nuestras células, sencillamente, no existirían como tales sin  el entorno del cuerpo: dependen de su comunidad.

Tiene sentido pensar que, cuando las amenazas a las que un organismo se enfrenta son mayores que él, colabore con otros para mejorar, para superarlas.

La cuestión, en mi opinión, es simple: ¿Esta sociedad moderna, nos anima a colaborar o a competir? El capitalismo busca el bien individual, la democracia dicta que la piel tenga tanta importancia como el cerebro. Competimos, y nos parece lo natural.

Pero, ahí fuera, todo en el universo nos puede matar. Hemos doblegado este mundo, pero a la vez hemos descubierto nuevas formas de ser destruidos, e incluso las hemos creado. Y parece que, sin una amenaza directa, se nos olvida que seguimos en la lucha por la supervivencia. Y la cuestión, en mi opinión, es simple: ¿Esta sociedad moderna, nos anima a colaborar o a competir? ¿Nos anima a sobrevivir (vivir), o a vivir "mejor" (por encima de los demás)? ¿Nos ayuda a organizarnos, a luchar como un solo organismo, con objetivos comunes para todas sus partes, o a luchar entre nosotros, como enemigos mutuos?

Luchando entre nosotros se nos olvida, siempre en mi opinión, que los grandes "enemigos" (no por voluntad, sino porque sus dimensiones los convierten en amenazas naturales) están ahí fuera. Y empiezo a dudar de si llegaremos a conocerlos, o destruiremos el mundo nosotros mismos antes de enfrentarnos a ellos.

Camino hacia el conocimiento: Tenacidad.

"Nada es sencillo" Eso dice siempre Zeddicus Zu'l Zorander (Zed para los amigos). Sin duda uno de los personajes más interesantes que he tenido la suerte de conocer. Aquellos que hayan leído La espada de la verdad  seguro que saben de lo que estoy hablando.
 Cuando empecé a leer esa saga no entendía muchas cosas, y cuando entendía algo, al final este increible personaje decía otra sencilla oración que me dejaba completamente confundida.  Cuando empecé a leer estos libros era una niña, o no tan niña tal vez, pero sí más que ahora, y no es una lectura para niños. Tardé un poco en darme cuenta.
Dentro de toda la fantasía, en nuestro viaje por las Tierras Medias, descubrimos que no hay nada sencillo. Creo que el autor supo reflejar perfectamente, en una interminable cadena de metáforas, unas cuantas realidades que aunque las tengamos en frente nos superan o nos son esquivas.

El complemento perfecto de la anterior oración de Zed: " if the road is easy, you're likely going the wrong way." Yo lo traduzco como "Si el camino es  fácil,  posiblemente estás llendo por el camino incorrecto".

Hay quien interpreta esto como si el pobre Richard tuviera que complicarse las cosas(más aún) para llegar a lograr su objetivo...En mi opinión lo que esto quiere decir es que el camino fácil no soluciona realmente las cosas, simplemente es un apaño provisional ante un problema....Y eso para un buscador de la Verdad es imperdonable, ¿no es así?

Siempre me vienen los diálogos entre Richard y Zed a la cabeza cuando tengo un problema y tengo ganas de quitármelo de encima como sea, lo más rápido posible, pero entonces me doy cuenta de que si hago eso puede salirme bien, o puede salirme mal y encontrarme después con que tengo que solucionar algo más complicado. Me viene también otra palabra a la cabeza: Persistencia.

La persistencia no lo es todo, es cierto, hace falta también habilidad y conocimiento para solucionar el problema, pero sin esa persistencia nos faltaría la clave para aumentar esas capacidades y así encontrar la solución. No se trata de, como un burro, darse de cabeza contra una pared de ladrillo y esperar que en alguna de esas aparezca la salida, sino de buscar el mazo que nos ayude a derribar ese muro que nos impide progresar. Después habríamos de golpear con él y si no consiguieramos vencer la barrera de esa manera, buscar otra solución. Si nos caemos cinco veces, levantarnos seis; si nos caemos siete veces, levantarnos ocho; si nos caemos nueve veces, levantarnos diez... Sólo de esta manera hemos podido progresar, aunque sea dando saltitos pequeños. Al igual que la tortuga, la de la fábula "La liebre y la tortuga", si vamos paso a paso podremos llegar al final, aunque el camino sea duro y parezca interminable.





martes, 14 de febrero de 2012

Asexualidad

Antes de nada, decir que soy un caso particular de asexualidad. Mientras que la mayoría de asexuales son gente que no siente deseo sexual, de la misma manera que otros sienten deseo sexual hacia hombres o mujeres, yo he elegido, voluntariamente, mantenerme al margen de la cultura del sexo y del amor. Así que no soy el caso más común de asexual, ni mucho menos.

Acabo de decir que he hecho una elección. En efecto, creo que la orientación sexual se puede elegir. Por lo vivido, por lo visto, no me queda duda de que el hombre aprende el concepto de amor, y que del sexo natural (con objeto de procrear, instintivo) aprende el sexo por placer también.

Algo que se aprende, reside en el cerebro como ideas. El amor y el sexo por placer serían ideas, por tanto. Ideas que, como todo en nuestro plástico cerebro, se pueden cambiar, se pueden modificar (no hablo de lavarle el cerebro a alguien, hablo de alterarlas a voluntad). De la misma manera que cambias de opinión, o que aprendes a resolver una ecuación (y luego quizás aprendas a hacerlo por otros métodos), puedes aprender y olvidar el amor. Yo soy la prueba andante de ello, ya que he amado y desamado varias veces a voluntad (aunque, obviamente, solo me sirve de prueba a mí mismo).

Pero, ¿Por qué querer olvidarlo? En mi opinión, lo que importa de la gente son sus ideas. El amor es una manera restrictiva de estar con alguien, de apreciar sus ideas. Follando no se habla. Diciendo ñoñerías no se transmiten ideas. Besar es solo una manera socialmente aceptada de callarle la boca a alguien.

Así que, si algún día decido que aprecio a una persona, que tengo mucho que aprender de esa persona y de su forma de ser, no la amaré. Hablaré con ella, disfrutaré del tiempo que pasemos juntos, y eso será todo. Mientras haya algo que compartir. Sin que eso excluya a otras personas, sin corazoncitos, besos ni caricias, sin palabras románticas (bellas mentiras), sin Santos Valentinos, sin rupturas, declaraciones ni matrimonios... Sin amor, porque el amor me parece un insulto.

Permitir que una idea irracional te impida pensar claramente, acceder a tu razón y a tus ideas... Es como decir "Lo siento, pero mis ideas son demasiado buenas ti, es mejor que seamos carnales. Ahora cállate mientras te beso, porque lo que tengas que decir no me importa, solo quiero poseerte como un jarrón caro, como un juguete inútil".

domingo, 22 de enero de 2012

Decidir. El valor de equivocarse y vivir.

      Decisión, decidir. ¿Cómo una palabra puede implicar tanto? Bueno, no es la única, ¿verdad? En realidad seguramente la mayoría de las palabras que empleamos habitualmente tienen más significado del que somos capaces de entender. Sin embargo ésta en concreto afecta directamente a nuestra vida, a lo que es y lo que será, y según como se miré, también afecta a lo que fuimos, o más concretamente a la visión que podamos tener en un momento concreto de lo que fuimos.
    
      A lo largo del día tomamos mil decisiones que sin saberlo pueden estar marcando el rumbo del resto del camino...Cada vez que me paro a pensar eso me maravillo y me asusto también de las implicaciones que pudiera tener. Muchas de ellas pueden parecer simples, sencillas, sin nada complejo tras ellas, pero en realidad ocultan un mundo. Otras que parecen complejas quizá sean más fáciles de lo que pensamos. Y la pregunta maldita, la que alguna vez nos ronda como un fantasma : ¿He elegido bien? ¿He hecho lo correcto? ¿De la otra manera hubiera sido mejor? Bueno, es difícil saber con certeza si la decisión tomada es la correcta o no, nunca pueden predecirse todas las consecuencias de una acción, sin embargo tampoco se puede vivir con el miedo y el fantasma de la duda. Una vez tomada la decisión no hay vuelta atrás. Quizá, si se ha cometido un error, pueda enmendarse, pero las consecuencias de dicha acción sucederán traten de evitarse o no, aun llevando a cabo otra acción para evitar las consecuencias, ya que esta a su vez tendrá las suyas... Un poco confuso, ¿no?
Tampoco podemos meditar cada mínima decisión durante horas, no viviríamos. Ante el miedo de equivocarnos en la vida acabaríamos por desperdiciarla. Esto no implica no tomarse el tiempo suficiente si así lo consideramos. Si fueramos de cabeza por la vida tendríamos que tener mucha suerte para evitar problemas.

La única posibilidad para no volverse loco y no liarla por el camino seguramente sea ser uno mismo, a fin de cuentas se trata de nuestra vida. Y si cometemos un error siempre podemos consolarnos pensando que hemos intentado hacer las cosas bien, hemos aprendido de ese fallo y la próxima vez que la vida nos ponga frente a una situación como esa sabremos cómo actuar. Y si aun así volvemos a cometer el mismo error (ya dicen que solo el ser humano tropieza dos veces con la misma piedra), podemos seguir adelante diciéndonos que vivir implica decidir, mejor o peor. En alguna de estas conseguiremos sortear algunas piedras del camino.





domingo, 1 de enero de 2012

Filosofía y Ciencia

En general, la filosofía y la ciencia se encuentran fuertemente ligadas. La filosofía, a mi modo de ver, sirve para dar contexto a la ciencia, para, apoyándose en los descubrimientos de ésta, comparándolos y mezclándolos entre sus distintas ramas, ofrecernos una visión del mundo en conjunto.
Sobre todo para poder intuir, de alguna manera, aquellas figuras que parecen, casi por definición, esquivas e incomprensibles a ojos de la ciencia.

Y sin embargo, es la más desprestigiada e ignorada de las doctrinas. No solo no tiene el prestigio de cualquier otra ciencia, sino que cada vez tiene menos estudiosos y produce menos avances. Observamos en este mundo como el arte es reconocido, y como la ciencia avanza a pasos agigantados. Pero no oímos hablar de la filosofía.

Bien, el problema de la filosofía es en realidad simple (creo). Se trata de un problema de actitud.
Muchos ha dicho que el problema era la no utilidad de la filosofía. Y sin embargo el arte crece y se vuelve popular, siendo aun más inútil (con todo mi respeto).

No, es un problema de actitud. De la manera en la que desarrollamos la filosofía. Mientras que construimos la ciencia de manera "convergente", la filosofía se trabaja de forma "divergente". Me explico.
Cuando en ciencia alguien quiere realizar un estudio sobre un tema, primero se informa de los descubrimientos pasados relativos a la materia. Busca una zona "libre", donde no se haya estudiado, o donde el estudio sea poco relevante o de dudosa validez, y trabaja en ese fragmento, desarrollando su nueva teoría. Trabaja en base a lo que hicieron otros, con la confianza de que sus estudios eran correctos. Y como siempre hay alguien revisando también estos estudios, se tiene una base sólida sobre la que construir sólidamente.

Se avanza.

En filosofía, lamentablemente, la metodología es radicalmente distinta. Estudiamos la filosofía centrados, siempre, en las diferencias entre las filosofías de distintos autores. Hasta aquí todo bien. Sin embargo, extrapolamos este sistema también a la creación, y aquí tenemos el anunciado problema.

Encontramos el orgullo en hacer una filosofía distinta, diferente y opuesta a la de otro, en vez de basarnos en sus ideas o revisarlas. Creamos teorías divergentes y contradictorias con lo ya establecido. Construimos nuevos cimientos constantemente, y en pocas ocasiones avanzamos sobre los cimientos ya existentes.

No avanzamos.

No sé si hay esperanza, si podemos cambiar esto. Confiar en las teorías de otra persona, cuando no tenemos pruebas de que sean correctas (porque no tiene sentido que las haya, por otra parte) es complicado. Pero lo que está matando a la filosofía, en mi humilde opinión, es el hecho de tener que redescubrir siempre todo por nosotros mismos. De no tener un abc que mostrar a la gente, una base sobre la que edificar el gran conocimiento del ser humano, sobre la que preguntarnos y respondernos, sobre la que avanzar.

Espero que algún día esto cambie. Sea porque cambiemos de actitud, y empecemos a apreciar más las ideas del otro, o porque hayamos descubierto los cimientos definitivos. Pero el avance de la filosofía es el avance del hombre, y necesitamos ganarnos otra vez nuestra propia confianza.