domingo, 6 de noviembre de 2011

Campaña cirquense.

Desde hace unos días, ya no hay quien encienda la televisión y la deje encendida más de cinco minutos. Recientemente ha comenzado la campaña electoral, en la cual los partidos políticos despliegan sus plumas de pavo real para encandilarnos de cara al veinte de noviembre para que votemos al que, presumiblemente, nos parezca el mejor partido: el que nos saque de todos nuestros problemas.

Cada vez que empieza la campaña electoral, recuerdo una frase que un hombre me dijo una vez: "Para mí, mi campaña electoral empieza cuando acaban las elecciones y termina cuando empieza la campaña electoral oficial". Y es que es así: ahora nuestros queridos políticos se matan por aparecer en los medios, por ser simpáticos, por ser carismáticos (o intentar serlo)... Por caer bien, en general. Viajan por España con discursos llenos de esperanza y motivación, repletos de promesas maravillosas con unas esperanzas de futuro alentadoras...

¿Dónde coño estaba todo eso antes de las elecciones?

Resulta más que evidente que la política española está mal: es vaga, incongruente, corrupta, sorda, egoísta... No se nos puede hacer creer que está bien. Y digo yo ¿creen que en un mes de incesante publicidad, de largos discursos esperanzadores, de carteles por todas la ciudad... pueden hacernos cambiar de opinión? Sinceramente: creo que nos toman por idiotas. Si, por ejemplo, el PSOE hubiera llevado acabo una política eficiente esta legislatura, el propio pueblo debería votarlo sin necesidad de sobrecargarlo con molestos eslóganes y pegatinas. Y pasa lo mismo por el otro lado: si el PP hubiera hecho una buena oposición velando por el beneficio del país en lugar de meter constantemente el dedo en el ojo, el pueblo sabría que es el partido al que hay que votar como alternativa a un gobierno que funciona.

Sin embargo, si los políticos nos tratan de idiotas es porque, en buena medida, lo somos. No hay más que ver lo que pasó con Camps: se le acusa de casos de corrupción y no solo no le echan, sino que se le vuelve a elegir como líder político. En España hay un gran problema: no se vota con el cerebro, sino con el corazón. ¿Quién no ha escuchado la famosa frase "¡Yo soy del PP de toda la vida!"? O del PSOE: me da igual. Si eres de un partido "De toda la vida" (Y no son pocos los que piensan así en España) da igual que tu partido haya promulgado la quema de vírgenes como festividad nacional: les vas a seguir votando.

Todo esto que escribo es, por supuesto, mi opinión: es bastante probable que me equivoque, pero como en este país está tan de moda hablar de lo que no se sabe, me aprovecho. Aún así, aunque me equivoque, hay una cosa de la que estoy absolutamente convencido: nos falta espíritu crítico. Nos cuesta pensar por nuestros propios medios: nos da pereza, ¡ya pensará otro por nosotros!. Y lo más gracioso es que, cuando recogemos el fruto de nuestra desidia intelectual, nos quejamos con una increíble indignación: ¿cuánta gente habrá que pasa totalmente de la política y después protesta furioso sobre lo mal que va el país? Si tan molesto nos resulta, hagamos algo por cambiarlo. Tengamos espíritu: pensemos, tomemos nuestras propias decisiones.No podemos exigir líderes inteligentes si no somos un pueblo inteligente.

Que no nos engañen con la campaña cirquense.


jueves, 3 de noviembre de 2011

Democracia

Todas las opiniones cuentan, todas valen lo mismo. Todos tenemos los mismos derechos y somo iguales ante la ley.

Las narices.

Pongo un ejemplo simple y rápido: Si alguien propone una ley por la cual se expropia de toda posesión al 20% de la población para pagar los impuestos y repartir entre los demás, y el otro 80% de la población se muestra de acuerdo (o al menos una parte superior al 50% del total), ¿es esta una ley democrática?

Lo es.

¿Es una ley correcta?

La democracia busca el bien para la mayoría, así que lo es.

¿Es una ley discriminatoria?

No realmente, la voz del 20% se escucha (y se ignora en favor de la del 80%).

¿Es una ley justa?

No lo creo.

El pueblo es borreguil, es tonto. Mayoritariamente tonto, al menos. Y basarnos en su decisión para gobernar, un grave error. Es (mayoritariamente) egoísta, tozudo, vengativo, inculto. Y ni mucho menos homogéneo, pues incluye desde el sabio hasta el criminal.

Reconoceré que es difícil la alternativa. Si el pueblo no gobierna, alguien gobierna. Y ese alguien puede ser aun más ceporro. Pero esto no significa que debamos conformarnos con la tiranía del pueblo.

Yo digo que montemos una sofocracia. Solo por el nombre. Que busquemos el gobierno de los sabios. Aunque luego para decidir quién es sabio se utilice la democracia. Pero no podemos negar que hay gente por encima, y gente por debajo.

Debemos consensuar, decidir quién es superior, y darle la dirección. Al más capaz, al más experimentado, al más justo (no solo los títulos hacen la sabiduría).

No es fácil, pero es justo. Si realmente el pueblo fuese lo suficientemente inteligente como para gobernar...

...¿para qué íbamos a necesitar un gobierno?

viernes, 21 de octubre de 2011

Verdad

Me resulta fascinante el punto al que hemos llegado últimamente. Parece que se está poniendo de moda, cada vez más, el "tal vez tengamos todos razón, en cierta medida". Me parece increíble poder decir que personas que dicen cosas contrarias, no deberían discutir porque "todos tenemos razón". Es realmente curioso.

Hay mil definiciones de verdad. En general, yo suelo definir como verdadero "aquellos que es conforme a la realidad". Si yo digo que llueve, y realmente llueve, entonces es verdad. La pregunta ahora es: ¿cuántas realidades hay?

Bien, hay una sola realidad. Es cierto que cada uno podemos ver nuestro propio reflejo de la realidad, pero si podemos predecir lo que pasará (ciencia), es porque son todos reflejos provenientes de la misma realidad. Y por tanto, hay una sola verdad.

No se me confunda, una sola verdad es una sola idea, pero puede tener asociadas múltiples formas de expresarla. Y aquí viene el problema, creo yo.

Si yo digo "Hoy llueve", y tú dices "Hoy llueve", estamos diciendo las mismas palabras. Pero si tú vives en Canadá y yo en España, puede ser que tus palabras expresen una verdad y las mías una mentira. Y puede ser que yo diga "Llueve", tú digas "No llueve", y los dos tengamos razón. Aparentemente contradictorio, pero cierto en ambos casos. Así que quizás, si yo digo "Fascismo" y tú dices "República", los dos tengamos razón.

Pues no.

El idioma que manejamos resume una realidad compleja. Y resume mucho. Porque "Hoy llueve" implica que llueve aquí, ahora, considerando lluvia a partir de un cierto número de gotas... Así que "Llueve" y "No llueve" no son necesariamente contradictorios. Si uno significa "Hoy llueve en Pamplona" y otro "Hoy no llueve en París", son dos ideas independientes, que se refieren a dos fragmentos igualmente independientes de la realidad.

Así que, en resumen, pido respeto por las ideas. Lo siento mucho, pero dos ideas contradictorias no pueden ser verdad a la vez. Otra cosa es que debamos ser, o bien más precisos en el lenguaje, o bien más estrictos a la hora de decidir qué es o no contradictorio. Pero hay verdades y hay mentiras. Y por muy bonita que sea la democracia, el hecho de votar las frases no cambiará el hecho de que, si yo digo "A", tú "no A y además B", y el otro "ni A ni B, sino que C", probablemente, solo uno tenga razón.

O ninguno.

lunes, 10 de octubre de 2011

Metáfora del Laberinto

Hace tiempo que visioné por tercera o cuarta vez Harry Potter y el Cáliz de Fuego. En cierta escena, me fijé en una frase que me llamó bastante la atención. Puede sonar a nimiedad, pero a mí me la llamó. Dice así: "En el laberinto, no hallaréis ni dragones ni criaturas abisales. Aún así, os enfrentaréis a algo más desafiante. Las personas cambian en el laberinto. (...) Estad atentos, pues os podríais perder en él."

El asunto es que me llamó la atención cuando me puse a cavilar sobre la frase. Llegué a la conclusión de que el laberinto, es, a mi parecer, una métafora perfecta de la vida. En la vida, a lo que nos enfrentaremos -si es que ya no lo hemos hecho-, y a lo que "deberíamos" tener más miedo es a los cambios de las personas. Eso sí que pasa, por desgracia. Las personas cambian, al igual que la vida. Y no, no estoy en contra de los cambios. El problema viene cuando se cambia a peor.

Y, es cierto también eso de que nos podríamos perder, por lo que hay que estar atentos. Aunque la vida nos despiste, que es natural, debemos ser cautos en cuanto a lo que pueda pasar. No hay por qué desconfiar, sólo andar con cuidado, para que no nos hagan daño.

Por tanto, recapitulando, la frase mencionada inicialmente, si la "versionamos", nos quedaría así: "En la vida, hallaréis cosas que os asusten. Aún así, os enfrentaréis a algo más desafiante. Las personas cambian en la vida. (...) Estad atentos, pues os podríais perder en ella."

En suma, que debemos estar prevenidos para lo que venga. No podemos conocer el futuro, pero es parte de nosotros mismos. Así que más vale “preventar que lamenir”. Pero no por ello deberíamos tener miedo.

Responsabilidad genética

Hoy en día estamos obsesionados con que toda la gente sea igual. Todos debemos tener los mismos derechos, las mismas oportunidades. Todos creemos que nuestras ideas son las correctas, y todos debemos tener la posibilidad de educar a un hijo con esas ideas.

Hasta aquí puedo entenderlo (aunque no lo comparta).

Sin embargo, seguimos considerando a nuestros descendientes como un trozo de carne y huesos. ¿Que no es cierto? En ese caso que alguien me explique porqué tenemos esa obsesión porque nuestros hijos lleven "nuestra misma sangre", porque sean nuestros descendientes genéticos. Con las ideas y la educación lo puedo comprender, pero, ¿acaso creemos que nuestros genes son los mejores?

Conozco poca gente que se sienta extremadamente orgullosa de su genética. A día de hoy, la mayoría tenemos casos de enfermedades hereditarias en la familia, somos portadores de propensión a x, y necesitamos de la medicina para sobrevivir. Es ridículo que nos empeñemos en propagar esta maldición genética.

En mi humilde opinión, y a la vista de la superpoblación que asola al mundo y de la patente incapacidad del hombre "civilizado" para gestionar sus recursos, éste es el momento. El momento de que seamos conscientes de nuestra responsabilidad genética, de que los genes que decidamos dar en herencia a nuestros hijos marcarán a millones de personas en el futuro.

No pido que la gente deje de tener hijos. Pido que, aquellos como yo conscientes de nuestras taras, dejemos de tener descendientes biológicos, y que aquellos conscientes de su fortuna genética, los tengan (incluso a través de la donación, que hoy no supone ninguna dificultad técnica).

Existen en el mundo suficientes niños sufriendo la pobreza y la orfandad, y ellos sí que merecen la posibilidad de recibir una educación decente, como para que les neguemos su oportunidad por un miserable capricho.

sábado, 8 de octubre de 2011

El viaje más largo de todos.

EL VIAJE MÁS LARGO DE TODOS

Siempre fui muy inquieta
y tuve deseo de aprender,
así me lancé al peligro
sin siquiera comprender.

Comencé mi aventura
mas no la terminé
y en el trayecto de vuelta
supe que nunca lo iba a hacer.

No hay piratas ni bandidos
ni hay barcos ni hay mar.
No hay príncipes o princesas
ni dragones que derrotar.

Sin embargo en mi travesía
no tardé en averiguar
que el viaje más largo de todos
es el de vivir y aprender a amar.

Es un viaje que comienza,
pero no debe terminar.
Quizá tú no lo termines,
pero otro por tí lo hará.

Así me di cuenta cuando lo conocí
que yo solo tomé el testigo
como otros lo hicieron antes de mí.

Quizá no sea el mismo camino,
ni pares a descansar en el mismo lugar,
pero el viaje siempre será el mismo.
Un viaje que parece nunca hallar el final.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Pensar para vivir

Hoy día el mundo es un lugar sano y acogedor, que apenas se opone al gobierno del hombre. En los países avanzados las catástrofes tienen mucha repercusión mediática, pero ni una parte de la capacidad de destrucción que antaño.

En este mundo tan amistoso, el hombre se ha permitido una etapa de relajación, en la cual se hace avanzar la tecnología hacia el bienestar, en vez de hacia la necesidad.

En la cual se subordina la ciencia al placer.

Sin embargo, el universo no descansa, no se relaja. El universo mantiene su espada de Damocles apuntada hacia nosotros, y amenaza con destruirnos. Es el enemigo más peligroso, y por su descomunal tamaño hemos decidido no hacer nada al respecto. No somos conscientes del peligro, cuando éste ya no es inmediato. Creemos que, si no ha tenido interés en destruirnos aun, no tiene razón para hacerlo ahora.

El universo, sin embargo, no sabe de nuestra existencia (ni le importa). Estamos encajados en sus engranajes, y si no hacemos algo nos acabará aplastando. Es simple probabilidad, en su tiempo infinito, tarde o temprano caeremos, desapareceremos. Un meteorito, una tormenta solar, la inversión de los polos... Por no hablar de todas las maneras que tenemos nosotros mismos de autodestruirnos. Hay tantas maneras, que la probabilidad aumenta y se multiplica.

Bien, mi sueño está ahí. Yo lucho por un mundo donde la razón vuelva a ser tratada con el respeto que merece, como la herramienta que nos permita sobrevivir. Un mundo donde todos trabajemos juntos por este gran objetivo, donde cada uno estudie y aprenda acerca de aquello para lo cual esté más preparado. Donde cada uno tenga su lugar, y su responsabilidad hacia los demás.

Un lugar donde todos seamos científicos y filósofos, y donde podamos asegurarnos un porvenir como especie.

Después, si hay tiempo, ya diseñaremos pantallas planas y reproductores de música. Ahora debemos trabajar por nuestro futuro.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El primer paso siempre es el más difícil

Esta es la primera vez que participo en un blog, y estoy nerviosa, no sé si lo haré bien, si lo haré mal...De hecho, no tengo muy claro cómo tengo que hacerlo. Quizá esta no sea la mejor forma de empezar, pero de alguna manera tengo que hacerlo, y por eso he decidido poner este título a mi primera entrada del primer blog...¿Demasiado obvio y poco original?

Aunque parezca increible, lo que leéis, espero que a gusto, me lleva eternidades hacerlo. Sólo he escrito unas pocas líneas y la mitad del tiempo me lo he pasado pensando en cómo escribirlo. Sé lo que quiero decir, pero no sé cómo hacerlo; me quedo en blanco a la hora de introducir un tema hasta que de repente me llega la inspiración y las palabras comienzan a fluir solas; es una sensación increible. Pero hasta que ese momento llega parece que pasa una eternidad, hasta que no me lanzo de cabeza contra la incertidumbre y supero ese miedo a no saber si lo haré bien, mi mente se estanca y no soy capaz de expresarme con claridad.
Creo que todos nos sentimos así más veces de las que nos gusta admitir. Lo desconocido da miedo, nos sentimos seguros con aquello que conocemos, y mejor aún si podemos controlarlo o al menos engañarnos con la ilusión del control.

El primer paso para superar el miedo es reconocer que nunca se podrá controlar todo. Por más que ponga uno de su parte para que las cosas salgan bien, siempre hay que tener en cuenta el factor sorpresa, porque incluso en la rutina diaria está presente en pequeños detalles que a menos que prestemos atención dejamos pasar de largo. Cada vez que me paro a pensarlo se me pone la piel de gallina.

Yo soy fan de "Harry Potter" (J.K Rowling), de "La espada de la Verdad" (Terry Goodkind), de "El ejército Negro" (Santiago García-Clairac), de "Los libros de Pellinor"(Alison Croggon) e incluso me gustan "Las Crónicas de Narnia" (C.S Lewis).
Todos los libros que componen estas sagas me han aportado algo, pero cuando los compré y los leí por primera vez, aunque creyera que me podían gustar, no podía saberlo seguro. En ese caso, ¿qué debiera haber hecho? ¿No arriesgarme?¿Como no sé si me va a salir bien la jugada dejo de intentarlo? Quizá este ejemplo no sea el adecuado, pero espero que pueda entenderse lo que he intentado decir todo este tiempo.

Avanzar nunca es fácil, lo cómodo es quedarse quieto y dejarse llevar, liberarse de todas las responsabilidades que puedan rodearnos, pero yo debo ser tan cobarde (o tan temeraria) que prefiero no dejarme llevar por lo que dice la gente y en su lugar "perder" el tiempo pensando y dar el primer paso hacia lo desconocido... Sé lo que hay tras de mí y a mi lado, ahora necesito saber qué tengo frente a mí.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Éste es un blog de filosofía. De gente que piensa. De gente que se niega a ser un borrego más ante la caja tonta. Abierto a toda ideología y posición, a todo aquel que tenga algo que opinar.

No hay mucho más que decir. Pasen, vean, comenten, y si les ha gustado, piensen.